martes, 25 de septiembre de 2012

IX MILLA ESCOLAR

Tras el exitazo de nuestra querida Media Maratón toca hacer reflexión para ver qué se puede mejorar todavía. Esto lo haremos en Junta del Club de Atletismo. Una Junta en la que estoy orgulloso de pertenecer. Somos pocos pero sacamos esto adelante. Después de muchos años cada uno sabe cual es su lugar y lo que debe de hacer. En lo que a mí respecta, la organización de la Milla Escolar, tengo que agradecer la colaboración de Jesús Ronsano y de las supervoluntarias Marina y Tania.
La Milla Escolar tuvo una participación de 200 niños y niñas, la más numerosa de la historia. 100 inscritos en la Milla "grande", niños y niñas de más de 8 años y hasta 17 años y otros 100 de 7 o menos años, con participantes de tan solo un año.  Este año los premios consistieron en material escolar, se publicitó en todos los centros educativos de la ciudad. Intentamos recuperar un tanto el espíritu atlético que antes había en los colegios y que los niños compitan por sus colegios.
La organización de una carrera de este tipo es un faenón. Sólo lo sabe el que se me te en estos berenjenales. Hay que elegir camisetas. Seleccionar tallas según las inscripciones que se producen por lo que hay que revisar listados diariamente. Comprar meriendas. Trofeos, medallas. Regalos de material escolar de acuerdo a las categorías. Conseguir dorsales. Cuando finaliza el plazo hay que asegurar a todos los participantes.  Menos mal que de vez en cuando alguien te lo agradece y resulta curioso como son personas ajenas a este mundillo.
Después de que la inscripción para la Milla llevaba cuatro meses colgada aún había alguna madre o padre que incluso en el momento de la salida me preguntaba si su hijo o hija podía correr.  Desde aquí si alguno lee esto les pido disculpas por decirles que no pero tienen que comprender que adquirimos o compramos todo para un número determinado de participantes y el seguro sólo cubre a éstos.
Como anécdotas, la inscripción de un niño nacido en 1905, o sea tenía 107 años, o de otro hacido el 21-11-12, éste no había nacido. Con unos correos se solucionaron los errores mecanográficos. También algún partipante de la Guardería La Paz, genial.
La disputa de la Milla fue muy fuerte.  El nivel era altísimo. Hubo 23 corredores y corredoras por debajo de 4 minutos el kilómetro en algunos casos alevines e incluso benjamines.  Venció por segundo año consecutivo Ayoub Dinari en fuerte disputa con un impresionante Pablo Irigaray, joven promesa del tenis y tercero el barbastrense Jairo Ronsano.  Participó el vencedor de la Jean Bouin de 2011 en categoría infantil, al que por cierto mi hijo mayor había derrotado siempre que había venido. En chicas victoria para la perla barbastrense Hanna El Meniy, segunda Jahel Sarrablo de Boltaña y tercera la también barbastrense Berta Torres.
Cuelgo un álbum de fotos de la llegada de lo que me dió tiempo de fotografiar. 


viernes, 21 de septiembre de 2012

Half de Colonia (Alemania)

Por fin ha llegado a mis manos. Crónica de Torsten (barbastrense consorte). Fantástica, enhorabuena.







Mis impresiones de mi primer 226half


Hola deportistas:

Al principio, recuerdos a todos desde Alemania, especialmente a Antonio Gibanel (Tom), que me ha acompañado en mi primer triatlón “de verdad” y que ha participado en mi “sufrimiento”. Si pensáis que los alemanes son muy duros, los españoles lo son mucho más y ¡eso con menos entrenamiento!

He aprendido mucho, sobre todo de la logística de una competición de triatlón con mi familia y la familia de un amigo español. Cuando han llegado el viernes por la noche antes de la carrera en el aeropuerto de Colonia he buscado a Antonio cuando han llegado las chicas, porque he visto solo una bolsa muy grande que se estaba moviendo y ¡allí estaba Antonio; detrás de su bolsa de bici!

El sábado estuvo ocupado con el último entrenamiento y la preparación para la carrera, que iba a ser el domingo. Antonio, preocupado por su poco entrenamiento, y yo, casi sin experiencia real en competiciones (solo una competición de mini-sprint), hemos ido una vuelta de 25 km muy relajados y con una buena sensación, aunque cuando hemos montado la bici de Antonio, este se ha dado cuenta de que había olvidado las cabras (espero que sea la palabra correcta para el volante de “tri”). Creo que no solo Antonio ha disfrutado del paisaje verde alemán.

Después hemos preparado las bolsas de transición y el coche de un amigo y vecino italiano que nos ha prestado su furgoneta para transportar las bicis, antes de una barbacoa alemana.

Domingo por la mañana: desayuno bastante fuerte (también alemán), porque la competición tenía que empezar a las 12:40 h. (nosotros en la tercera “ola”, primero los “pros” y los más lentos al final)

Sin poder encontrar ya un aparcamiento cercano (los del Ironmann ya llevaban 3 horas de carrera, desde las 7 de la mañana) hemos llegado, sobre las 10 al lago para regatas, de 2.300 metros de longitud. Nunca antes hemos visto una piscina tan larga y ancha. Por lo menos teníamos que nadar casi 1000 m solo en una dirección.

El check-in fue sin problemas, el tiempo buenísimo, bastante soleado para españoles y caluroso (25 °C) para alemanes. La “nervosidad” ha tenido bastante tiempo para crecer, especialmente yo he tenido casi miedo por el “empiezo” de nadar. He oido muchas historias sobre las pirañas en los neoprenos.

En el agua, que estaba muy buena, creo que todos han perdido un poco de peso. Como funciona saben solo los triatletas. Directamente después del disparo he perdido a Antonio, demasiados neoprenos negros. He empezado a nadar en mi estilo, con tranquilidad y bastante lento, casi al final de todo el pelotón. He disfrutado mucho y he llegado a la primera zona de transición muy relajado (y no he tenido problemas en encontrar mi bicicleta, porque ya quedaban pocas allí). La bicicleta de Antonio ya estaba de camino también.

He puesto el neopreno en la bolsa y he empezado la carrera de bici, sin encontrar a nadie de nuestras familias, ¡que pena! para todos.

Antes de llegar al punto de vuelta en el centro de Colonia, me encontré a Antonio de frente. Estábamos de acuerdo en ir juntos si nos encontrábamos, o la distancia entre nosotros era bastante pequeña, por eso y por las experiencias de nuestros entrenamientos en España (en la bici estaba yo un poquito más fuerte), he intentado alcanzar a Antonio. Eso era más difícil por una confusión mía. Cuando he pasado la primera vuelta alguien ha gritado “tu eres del “Half”, tienes que entrar por esta calle” y yo he pensado que era un grito para mí. Frené fuerte y dí una vuelta en la calle, pero ¿cómo podía ser esto?, el plan que yo tenía en la cabeza me decía que tenía que seguir recto. He tenido que preguntar a uno de la organización ¿por dónde tengo que ir? y el me indicó la dirección contraria. Por eso ¡otra vuelta entre el tráfico de la carrera! Después de no sé cuantos kilómetros he alcanzado a Antonio y hemos continuado juntos, eso significa naturalmente sin “chupar la sombra del viento” (estaba bastante controlado por los jueces en las motos). Pienso que he bebido y comido bastante, especialmente barritas energéticas y una con una sorpresa. Al morder la última he encontrado una nuez, ¿o qué?, nunca han tenido frutos secos tan grandes esas barritas. ¿Qué podía ser entonces? Me he asustado. Con la boca llena he tocado con la lengua todos mis dientes y ¡ahí estaba, se me había caído una corona de oro!. Chupando la barrita y evitando tragar la corona, se lo he contado a Antonio. Con sonrisas he puesto la corona en la bolsa de bici (ahora ya está en su sitio correcto) y hemos continuado hasta la segunda zona de transición. Poco antes hemos visto por primera vez a nuestras familias y mi hijo Lucas ha hecho las primeras fotos, por lo menos.

Allí la próxima confusión. Con mucho gusto he bajado de la bici y he buscado mi sitio para el cambio, pero dos instructores me han enseñado dos calles de entrada diferentes. Por fín he encontrado mi sitio para poner la bici, pero ese estaba totalmente ocupado. ¡Qué trabajo para mí poner las otras bicicletas en sus sitios y encontrar mi bolsa de zapatillas! Al salir de la zona he encontrado otra vez a nuestras familias y a unos amigos alemanes que me han motivado mucho. Antonio estaba otra vez delante de mí por la confusión, pero yo me sentía con fuerzas todavía. Después de 200 metros corriendo la fuerza se ha ido de mí y en vez de eso han llegado los calambres más fuertes que he tenido hasta ahora. Sentado en el suelo entre los espectadores he dado una impresión de tanto dolor, que alguien ha intentado através de la valla ayudarme a estirar los músculos de la pierna, pero han seguido otros calambres. Ese era el punto peor de toda la carrera y he tenido muchas dudas de si podría continuar. Después de 2 o 3 minutos me he levantado y he intentado empezar a correr (más andar que correr) y el público me ha aplaudido, ¡qué fuerte! Los calambres se han ido casi totalmente y he podido correr con la velocidad normal hasta la segunda vuelta. En la primera he sufrido bastante también, especialmente por una escalera de caracol (de 60 peldaños, que he contado un día después durante la excursión en Colonia). Esta escalera me rompió el resto del ritmo, pero no solo a mí. La segunda vuelta fue una tortura de calambres y de dolor. He encontrado a Antonio delante de mí, que ha sufrido también, pero con buena cara. En los últimos 4 kilómetros he pasado andando todos los puntos de avituallamiento. En el último me ha motivado un voluntario con coca cola y gritos en español (seguro que por el tricot español del CAB): ¡venga coño!, ¡venga! Yo no estaba en condiciones de contestar, ni en español ni en alemán, solo un saludo con la mano y gracias. Después de 50 metros este chico me ha alcanzado con 3 vasos de agua y 3 de coca cola y me ha preguntado de donde era y yo he contestado que soy alemán, pero estoy corriendo para el CAB y tengo también un amigo español corriendo delante de mí. Este chico tan amable era de Valencia y me ha deseado muchas veces suerte, que he necesitado, por lo menos para la segunda subida de las dolorosas escaleras.

Por fin he entrado en la calle de la meta con calambres, pero he intentado correr con cara relajada, muchas animadoras con pompones han hecho una callecita de pocos metros, que me ha parecido una pista de aterrizaje. Antes de ellas estaba esperándome mi hija Paula para entrar conmigo. Ella ha cogido mi mano y ha querido correr mucho más rápido de lo que yo podía. Mirad la foto que hizo Lucas en estos momentos. Allí no sale Paula, pero sí mi sufrimiento de ese momento.

En la meta estaba esperándome Antonio con las familias. El con la cara relajada y charlando como si nada. ¡No he oido casi nada! Mi sufrimiento ha durado unas horas más, también por las cosas logísticas que no quiero explicar aquí. Pero creo que nuestros tiempos no han sido ninguna verguenza para el tricot del CAB. ¡Felicidades a Antonio y no sé lo que puede pasar si él entrena de verdad!.

Y muchas gracias a nuestras familias que han pasado un dia de aventuras en Colonia y por la paciencia que han tenido durante del entranmiento nuestro.

Aunque no puedo recomendar la competición de Colonia, tengo más ganas de continuar con el triatlón y mucho más respeto por los que han terminado un Ironman (hasta ahora no tengo ni idea de como han podido pasarlo) y si alguien tiene ganas de participar en otras competiciones en Alemania por nuestra zona, siempre seréis bienvenidos.

(Perdonad mi español, es original mío, aunque mi mujer ha hecho de secretaria)

Recuerdos deportistas de Torsten, el barbastrense consorte

martes, 18 de septiembre de 2012

Almuerzo fin de temporada







Como estos tíos no se deciden a colgar la crónica del triatlón de Alemania pongo esta entrada del almuerzo de fin de temporada que celebramos este domingo en Colungo. Para probar las patas de cara a los próximos eventos unos decidimos subir corriendo y otros en bicicleta. Sin planearlo demasiado la cosa era que los que íbamos corriendo salíamos a las ocho menos cuarto del "Calvario" hasta Colungo, unos 25 kilómetros y los que lo hacían en bicicleta salían a las ocho y debían coronar San Caprasio, kilómetro 35 y retroceder hasta Colungo.  El mediopique quedó en empate.  En el mesón de Colungo almorzamos de lo lindo y bebimos más de lo aconsejable. Cayeron dos botellas del excelente orujo de café de Colungo y los objetivos para el 2013 fluyeron como nunca.  Alguien propuso que nos tomáramos la última en el Kafka, pero eso ya es otra historia.





miércoles, 12 de septiembre de 2012

Half Colonia 2012 (previa)

Parece ser que unos problemas técnicos están retrasando la crónica que está escribiendo Torsten desde Colonia. Estamos impacientes.
Mientras tanto, un poco de Barón Rojo.